Cleaning girl's disaster

Este día me he sentido aprisionada, como encarcelada. Como si estuviera encerrada en un cuerpo minúsculo el cual no tiene el espacio necesario para contener mi existencia. Como si mi ser se desbordara de un casco microscópico, como si este no fuera mi lugar, mi tiempo ni mi ser. Es extraño. Este sentimiento me desespera profundamente; no me deja dormir, trabajar, descansar ni distraerme. Al salir del trabajo caminé por toda la zona 10, buscando hallar algo que me hiciera sentir mejor. Entré a Sophos. Almorcé, leí algunos libros... pero nada. No me deja disfrutar de la música, la lectura, de mi voz entonando alguna canción... cosas que disfruto enormemente todos los días. Hoy no. No me queda más que escribir. Sacarlo y ver si de esta manera me siento liberada.

Siento como si algo dentro de mi luchara por escapar. Huir lejos. Esfumarse en el tiempo. no puedo llorar, reír o enfadarme. Me siento como suspendida. Esto me hace preguntarme si es mi personalidad de gata funcionando... los gatos hacen esto no? se desesperan, se ponen neuróticos hasta que estallan y logran liberar todas las tensiones interiores. No se que tanto tenga de esto.

Mamá ha entrado en un estado depresivo... nuevamente; pero esta vez siento que es mucho peor que en otras ocasiones. Hoy estaba muy mal, y desapareció por largo rato durante la mañana. Nadie sabía donde estaba, que hacía y peor aún si seguía con vida. Me molesta el hecho que ella no se de cuenta de cuanto me afecta esta situación (nos afecta supongo)... y peor aún, el saber porque está así.

A veces quisiera no enterarme de muchas cosas. Viviría feliz en la ignorancia.

El sábado por la tarde, a eso de las 3p.m., regresé a casa antes de irme a la fiesta de cumpleaños de mi cuñado. No había nadie... ninguno en la casa mas que ella. Escuchaba sus sollozos desde la sala. Quería ayudarla, apoyarla, pero no decía nada. No hacía nada más que llorar. Enseguida comprendí que le habían roto el corazón de nuevo.

Al entrar al dormitorio le vi recostada sobre la cama. Cubriéndose el rostro con las manos y llorando como una niña... hmmmm no... como niña no. Creo que de pequeños lloramos con menos dolor. Para algunos el llorar significaba llamar la atención para obtener algún caprichito, por alguna llamada de atención o "regañada light" por parte de los padres. Para otros el llanto nos venía con un grave dolor... con furia desde el alma y roturas en el corazón. A veces pareciera que cada vez se pone peor a pesar que desde pequeños nos hemos acostumbrado a aguantar golpes de todos los calibres.

Mi madre... mi madre era de las niñas acostumbradas a llorar light. A llorar por nimiedades de la vida, por caprichitos que sus padres no querían consentir. Lamentablemente creo que aprendimos a llorar juntas... por las mismas razones, pero cada una a su modo y a su tiempo. No estoy segura para quien de las dos ha sido peor... supongo que a pesar e ser las mimas vivencias las hemos experimentado de una manera diferente. Lo que es extraño es como nosotros hemos logrado... no sobre-pasar el trauma, dolor o tristeza... sino, mas bien como hemos permitido que poco a poco se vaya desvaneciendo en el tiempo y se convierta solamente en un mal recuerdo; enterrado en lo más profundo de cada uno.
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Inclusive él mismo se ha ido transformando en un recuerdo, en un título, o, como me gusta llamarle, en un "señor". Pero para ella no. Sigue significando la razón de su existencia, la verdad de su diario vivir, el aire que respira... a pesar de que es un aire contaminado. Irrespirable. Una vida muerta. Una existencia ridícula y me atrevería a decir patética.

Es una especie de programación cerebral. Y está tan bien elaborada que si le pide que salte ella salta. Lamento mucho haber perdido a una persona (por que la perdí hace muchísimo tiempo) tan inteligente, diligente y apasionada como ella. Me hubiera encantado conocerla antes de que se convirtiera en ese ser absurdo, pues ella forma una parte esencial de mi vida y ocupa un enorme espacio en mi corazón.

Recuerdo que en una de las ocasiones en que trataron de abusar de mí (tema muy difícil pero tengo que sacarlo de mi sistema) regresé a casa hecha un mar de lágrimas. Asustada. Temblorosa. Mamá me vio en mi dormitorio. Se rió. Se acercó. Me preguntó que era lo que pasaba... yo... me encontraba tan avergonzada que me dio mucha pena contarle. De hecho... lo he contado solamente a dos personas (ahora se lo cuento al mundo). Soltó una carcajada burlándose de mí... se burló... pensó que solo era una estupidez por la que yo lloraba. Me dio a entender que era una ridícula. En seguida llegó papá a la casa (no vivimos juntos) y se fue la noche con él.

Es un consuelo que siempre he esperado de ella... a pesar de que ya paso el trauma... aún sigo esperando que me pregunté que sucedió esa noche y se quede a mi lado consolándome... Ella nunca se enteró de que paso (ni de ninguna de las otras ocasiones). Es un vacío enorme que me ha costado mucho ir componiendo, llenando...

Creo que mi personalidad de gato se relajó... me siento mucho mejor... gracias a Dios puedo sacar todas estas cosas de mi sistema escribiendo en el blog... me sirve en sobre manera... para ir limpiando el desastre que tengo dentro.