21.12.07

[NOCHE HOSPITALARIA]

Tras el 3er o 4to accidente de mi hermano... y su constante entrada y salida de varios hospilates, nos encontrabamos saliendo del respectivo dormitorio en donde se encuentra hospedado. Muchas veces... tenemos esa sensación de que en los hospitales existen entes misteriosos que pueden hacer de la experiencia de visitar o inclusive habitar en un hospital un mito hecho realidad, bueno al menos eso es lo que todos queremos creer muchas veces porque la vida es tan monótona que se vuelve más interesante cuando agregamos un poco de misterio y terror a la misma.

Al encontrarnos en el corredor rumbo a la salida de la sala A del hospital, se empiezan a escuchar unos gritos desgarradores, el sentimiento de dolor cada vez era más y más cercano. El primer pensamiento que tuve fue... madre... le ha de doler mucho la operación y salí de la sala... En una noche tan magníficamente estrellada, los astros estaban hubicados de una manera esplendorosa, el color del cielo era de un negro violáceo que lograba resaltar su profundidad y el viento frío soplaba dulcemente acariciandome las mejillas... cerré los ojos como usualmente lo hago para disfrutar del viento frío y me acerqué al balcón, vi hacia abajo... continuaban los gritos desgarradores, ahora entendía que era un llanto de dolor... pero no era dolor físico... era dolor del alma... Escuchaba MI MAMÁ!!! PORKE MI MAMÁ!!! y comprendí que una madre había muerto... dejando atrás a probablemente 5 hijos... 3 de ellos adolescentes que rogaban porque su mamá viviera...

Nunca en mi vida había mi alma había alcanzado a percibir tanto dolor ajeno, todas esas almas envueltas en el dolor de la pérdida de un ser amado transmitían ese pesar a todo lo que se encontráse cerca... y tanta tristeza había en esos corazones que... podía sentirse la presencia de un alma atormentada que rondaba por los alrededores tratando de remediar el pesar... de calmar el dolor... de hacerse sentir presente como amor de madre, como amor de Dios.

19.12.07

#1

Terriblemente mal
patéticamente imperfecto
sobre la estúpida marcha
un camino inconsluso.

Cada vez
se avecina la vereda
estrecha...
Sin lograr hallar
un espacio delimitado,
inhabitado, virgen,
con blancos incandescentes.

Terror al vacío...
no...
solamente temor
a que el vacío interior
consuma
lo que le rodea
y le convierta
en total
inexistencia.